Ocurrirá, que nunca más se permitirá la manipulacion genética de virus como arma estratégica de poder político y económico, porque la prueba histórica de esta pandemia producida artificialmente, develará al entendimiento humano una sabiduria nueva que potenciará el concepto de la existencia de la vida planetaria.
Ocurrirá, que la OMS (organización mundial de la salud) se verá interferida en su funcionamiento ejecutivo y tendrá que ceder ante las presiones éticas del pensamiento virtuoso que la transformarán en un organismo rector de la sana conducta en la salud de las naciones desconectándola imperativamente
de las ingerencias farmacéuticas que han desviado su recto rumbo para la que fue creada, a causa interesada de mantener una población en calidad de enfermo-cliente más que paciente transitorio de una enfermedad ocasional.
Ocurrirá, que el sistema financiero internacional deberá retroceder en sus pretensiones de apropiarse de toda dinámica conducente a la concentración de riqueza con la que ha dominado al mundo y mandantes respectivos, además de ser la mecánica responsable de la fabricación geométrica de la pobreza mundial. El nuevo ordenamiento de la economía tendrá de referente la realidad dolorosa que presenciaron los sentidos humanos ante la generalizada pandemia que ha señalado la llaga de ser pobre ante un contagio por estar más expuesto con sus enfermedades de base mal atendidas y tener que abandonar desesperadamente sus resguardos sanitarios ante la ausencia de recursos económicos para la despensa familiar. El segmento vulnerable no soporta mucho tiempo la cesantía, cuarentena sin insumos protectores, sin espacios físicos para aislamiento de sus enfermos familiares, baños, hacinamientos o soledades sin amparo. Visto así, el escenario de la vida parece constatar a todo evento que la trinchera del miserable aportará inexorablemente el bulto de la muerte en estos casos.
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